DE LA LEYENDA NEGRA A LA INCOLORA ESTUPIDEZ. LA GRANDEZA DE COLÓN Y DE FRAY JUNÍPERO SERRA.22/6/2020 Decapitar una estatua de Colón o derribar otra de fray Junípero Serra, en una orquestada reacción de marcado sentido político e ideológico, alcanza una gravedad mayor que el deplorable acto de una turba que nunca sabe lo que hace ni que camino sigue. Si Colón fue un genocida, ¿qué título tendremos que darle a Albert Einstein? ¿Debemos considerar que la bomba atómica no ha ocasionado ningún muerto? Si el valiente navegante fue el primer responsable de un genocidio, ¿por qué USA permitió a Wernher Magnus von Braun que colocara un hombre en La Luna? ¿Será pacífica la ocupación de los espacios siderales? ¿Seguro que los alienígenas esperan tranquilos a la legión de ufólogos con los tratados de paz universal en la mano? Que el gringo retire la estatua del gran descubridor en Los Ángeles es lamentable, que le den argumentos algunos incultos hispanos con inexplicable odio a los suyos, es incomprensible, pero que el germen de la deformación histórica esté entre nosotros, tratando de medrar con la vil espada de don Julián o la mitra de Oppas, es ignominioso. Otra vez ríe la pérfida Albión y sus herederos para aplaudir a los que barrieron pueblos y pueblos de lo que hoy es tierra de yanquis. Y lo peor de todo es que, en nuestros lares, una conjunción de traidores, desagradecidos, ignorantes y dominadores pretendan dar lecciones de moral, navaja en mano, tratando de dar la puñalada trapera, una vez más al conocimiento, a la Ciencia, al Descubrimiento, sin distinguir a los auténticos criminales de los grandes hombres, como fray Junípero Serra y Cristóbal Colón, que con más aciertos que errores, contribuyeron el progreso general, y que, en modo alguno, pueden ser considerados ajenos a su contexto y a su tiempo. El examen del pasado es imprescindible, pero no se puede hacer, trasladando a aquellos tiempos la sensibilidad de nuestros días. Ni ucronía ni juicios a la Historia, sencillamente Historia. Podemos aprender del pasado para construir un futuro mejor, siguiendo al gran Marco Tulio Cicerón en su “De Oratore”: Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis, qua voce alia, nisi oratoria immortalitati commendatu? No viene mal un poco menos de ética protestante y un poco más de sentido común. Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez. Tegueste, a 22 de junio de 2020, año de la pandemia.
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Una nueva Ley de Educación por el mismo camino.
En el lejano año 1970 comenzó mi interés por la legislación escolar y desde entonces no cabe el respiro normativo en este campo esencial para toda la sociedad en nuestro país. Vengan leyes y vayan reglamentos sin que haya perspectiva del necesario pacto escolar. Esto aquí es así. Ante esta realidad no viene mal un repaso normativo, imprescindible en los técnicos que redactan los textos y aconsejable en los encargados de aplicarlos, especialmente inspectores de educación y directores de centros docentes. En la elaboración de la nueva ley sería deseable que se evitaran errores del pasado y en su aplicación es aconsejable un buen conocimiento de la misma, y de las disposiciones que la desarrollen. El complemento de una perspectiva histórica no es un lujo para los cualificados altos profesionales, antes señalados. Por ello añadimos al comentario publicado sobre la LOE, en esta página, la compilación del sistema educativo español, hecha con el recordado compañero Luis Pérez Martín, con motivo de la publicación de la LOCE el año 2002. San Antonio es Garafía y más que Garafía, pues nuestro San Antonio del Monte es también San Antonio de Padua y San Antonio de Lisboa, Doctor de la Iglesia Universal, justo merecedor del respecto transmitido generación tras generación, y base de la conexión de un pueblo lejano y alejado mucho tiempo de la cultura exterior. Garafía es un territorio y un pueblo. Su quebrada geografía, marcada por tablados, barrancos y montañas no es ajena al carácter de los garafianos, pero será su historia, con fuerte influencia portuguesa, la que permitirá a Garafía mantener una destacada singularidad, a la que no es ajeno su aislamiento y abandono, especialmente, en las últimas décadas. En estas coordenadas geográficas e históricas será San Antonio del Monte el punto fundamental de la identidad del pueblo garafiano, más allá de las creencias individuales o colectivas, de modo que, por encima de todo, San Antonio constituye un patrimonio común de Garafía, extendiendo su proyección tras el barranco de Franceses por el este y de Izcagua por el oeste. Por esta razón no es conveniente que la disputa política partidista entre en el campo religioso, por un lado, o en el superior valor cultural y afectivo común de los garafianos, por otro. Garafía necesita la ayuda y la solidaridad del resto de Canarias en su recuperación económica y social, brindando a cambio una naturaleza exuberante y unos valores etnográficos, desgraciadamente perdidos en muchos lugares. Es bueno que Garafía sea noticia: por recuperar los molinos de viento, por las actividades en las estaciones rupestres de la Zarza y la Zarcita, por el perro pastor garafiano, por el potaje de trigo y el vino de tea; y sobre todo por San Antonio del Monte, y su gran fiesta cada 13 de junio, con su famosa feria de ganado, el agudo verbo de los verseadores y sus casetas enramadas. Ahí debemos estar todos sumando. El buen trabajo no se puede empañar con actuaciones desacertadas, como la ocurrida en esta última celebración de San Antonio, y no conviene olvidar que la prensa que ayuda no es siempre ajena a la venta de los lamentables hechos que convierte en estropicios, llamando la atención del común, que con mayor facilidad se fija en lo negativo. La rápida reacción del alcalde del municipio lamentando la imprevista procesión, un tanto alegre e ingenua, pero ajena a la malicia, sin que algunos calcularan el efecto perjudicial para Garafía, deberá ser correspondida con la generosa disculpa de todos los afectados, especialmente por los representantes públicos y, en modo alguno, puede ser objeto de la controversia política. Los garafianos no nos podemos permitir el lujo de alimentar el cotilleo periodístico que echa por tierra la buena labor realizada los últimos tiempos para dar voz a Garafía. Ahora necesitamos que "El Festival de la Palabra" se proyecte todo el año y que el buen periodista nos tienda su mano para recuperar este canto de la Isla de La Palma. Toca ser generosos y alejar a San Antonio del debate político partidista. Caer en el mismo sería un grave error que el santo perdonará, sin duda alguna, pero que los garafianos difícilmente podrían olvidar. Larga vida, armonía y buen hacer para el cantón de Tagalguen con San Antonio del Monte. Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez, 17 de junio de 2020, año de la pandemia. |
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