Quiteria de Garafía. Un solo nombre basta para hacer una de las más importantes referencias identitarias de Cueva del Agua en Garafía. Si le añadimos el apellido “la de los dulces artesanales”, el reconocimiento de la persona se extiende a la isla de La Palma, y si hablamos de etnografía y de los valores tradicionales, y de la labor de la mujer canaria en nuestro archipiélago, examinando a aquellas que han destacado en algún campo de la cultura popular, sin duda alguna, Quiteria ocupará un buen puesto en la conversación.
Tras ese logro de aprecio generalizado en su barrio, de conocimiento identificador en su pueblo, y de reconocimiento dentro y fuera del mismo, está la constancia y la dedicación toda una vida a una señalada tarea, sin dejación de otras actividades propia de la vida del campo. Hoy, hemos hablado con Quiteria Rodríguez Pérez, no solo de marquesotes, roscas y mantecados, sino también de diversos aspectos de su infancia y juventud y de las duras condiciones de vida de nuestros campesinos, especialmente, hasta la década de los setenta del pasado siglo, en la que se pudo contar con diversos adelantos que llegaron con cierto retraso a nuestros pueblos. Con el entusiasmo de toda la vida, a sus noventa años, con la risa y la sonrisa que siempre le acompañan, la voz clara y el entusiasmo contagiador, Quiteria habla, sentada en su cajita de tea, a dos pasos de su hormo de leña, en la casa de sus antepasados, en la parte alta de la Montañeta en Cueva del Agua, mientras desfilan los ricos merengues y las sabrosas galletas, presididos por los más trabajosos almendrados. No faltan a la cita ni el pan dulce, llevado todos los años a San Antonio del Monte el 13 de junio, ni los quesos de almendra que por encargos acompañaban en ocasiones a los gustosos productos. Allí recordó a su madre Fermina, que era prima hermana de mi abuela Angelina con su buen hacer en el barrio. Muchas casas contaban con horno, pero la elaboración de dulces, durante su juventud, tenía que estar motivada, y así ocurría en las bodas que permitían romper la austeridad generalizada de la vida campesina, donde el gofio se imponía como alimento básico. Aún recuerda como en ocasiones se pedía un poco al vecino hasta que se tostara el trigo y otros cereales para llevarlo al molino de El Calvario, Santo Domingo o Llano del Negro, y poder devolver la cantidad prestada y guardar el resto hasta la nueva molienda. El trabajo y alimento compartido en las gallofas o en la vida diaria, en el marco solidario de la buena vecindad, constituyen para Quiteria un grato recuerdo de una época muy diferente a la de nuestros días, que dejan el buen sabor de boca, antes y después de degustar los dulces y que ella procura conservar, practicando unos y elaborando otros. Muchos son los años que Quiteria lleva trabajando la harina y demás ingredientes para colocar las milanas en el horno, primero en la cueva, y desde hace años en uno de los cuartos de su vivienda, mucho el tiempo que las latas han visto desfilar los dulces guardados al llegar el comprador, y poco el tiempo perdido en toda una vida de trabajo sin queja, ejemplo de mujer abnegada y siempre agradecida. Ocho décadas con los dulces permiten un buen recorrido y una larga y gratificante conversa con esta garafiana, nacida el 22 de mayo de 1931 en Cueva del Agua, con el recuerdo de las tongas que formarían todas las “charamesas”, quemadas en el horno y los pilones de leña de almendro o brezo para reforzar el fuego siempre que fuera preciso, porque en nuestros campos se aprovechaba casi todo. El conejo y la cabra antes habían dado cuenta del tagasaste, el almendrero después de muchos años quería ser todavía útil como leña y el brezo había contribuido a la rica miel, además de colaborar como “espeque” para la carne de bichillo o formar la humilde escoba. Gracias, entrañable Quiteria. Manuel de los Reyes Hernández Sánchez, 10 de julio de 2021. aquí para editar.
6 Comentarios
José Gregorio Sánchez Pérez
10/7/2021 04:07:22 pm
Toda una institución!! Yo además tengo la suerte de qué sea mi madrina
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Manuel de los Reyes
12/7/2021 04:03:53 pm
Gracias. Salud para toda la familia.
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Irene Pedrianes García
10/7/2021 04:38:14 pm
Extraordinario personaje de nuestro pueblo y extraordinarios dulces que salen de sus manos. Sin duda alguien a quien el pueblo de Garafia no debe olvidar
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Lorenzo
10/7/2021 07:50:53 pm
Muy emotivo y merecido. Una persona ejemplar.
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Miguel Ángel Castro Pérez
11/7/2021 09:44:17 am
Manolo, hemos leído (Maruja Gutiérrez, maestra que fue de Cueva de Agua y Miguel Ángel, tu vecino en Santo Domingo) el artículo sobre la vida singular de una mujer sencilla de Cueva de Agua, Quiteria, a quien tuvimos el gusto de conocer y tratar y hacer junto a ella muchas veces el camino de Cueva de Agua a Santo Domingo. Sus almendrados eran tan apreciados que un canarión los compraba y llevaba para Las Palmas y allí los conocían como quiteritos.
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Aniceto Perez Martín
12/7/2021 12:07:01 am
Quiteria, creo que no hay en la isla una persona mejor, y muy especialmente en dulcería, creo que yo tengo parentesco con su persona, Dios me la cuide siempre y por muchos años, saludos besitos y abrazos, muchas bendiciones, amén
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