Estudiando bachillerato elemental, con unos once años, conocí al que sería, primero, un colega de estudios, luego un compañero en la inspección de educación y finalmente un amigo antes y después de la jubilación. Encajador nato es casi imposible ver enfadado al amigo que bromea con todos y de todos acepta bromas. La conversa es libre, la censura está vedada, mejor dicho, no existe, porque cuando repasamos los acontecimientos cada dos meses, más o menos, se habla de todo y no se prohíbe nada en la conversa. No se habla por hablar, porque Jorge Manuel Pérez Pérez se estudia los temas, y le encanta el análisis riguroso, aunque se haga en medio de la broma, sorprendiéndome, un día y otro también, por el conocimiento previo que tiene de la pregunta que hace. En ocasiones me quedo admirado de cómo, siendo un hombre de ciencias, sin estudios oficiales de Derecho, razona tan acertadamente en las cuestiones jurídicas. Varios hechos han marcado su vida y aprendió a luchar desde pequeño y especialmente desde el fallecimiento de su padre a temprana edad. Ingenioso y divertido con “El Trece” recorría La Palma, para volver a San Andrés y Sauces, su pueblo natal, hasta que se trasladó a La Laguna para continuar sus estudios al finalizar el bachillerato y el preuniversitario en S/C de La Palma. Pronto compaginó su responsabilidad de estudiante con la actividad política, en los años finales del franquismo, en el marco de lucha estudiantil en la Universidad de La Laguna. Obtenida su licenciatura e iniciada su vida profesional continua su compromiso para la instauración de la democracia, siendo años después un activo militante de la Unión General de Trabajadores. Profesor en su tierra de San Andrés y Sauces y delegado de la sección del centro de formación profesional se trasladará pronto a S/C de La Palma y será luego director en el IFP de Güímar e inspector de educación en S/C de Tenerife, y fue el hombre de la obligada consulta en los temas de Formación Profesional, durante muchos años. Eficiente en su trabajo, siempre he pensado que la fría Administración tenía que haber aprovechado sus grandes cualidades de administrador, además de sus capacidades en la enseñanza, pues el campo de la inspección de educación es amplio y debe serlo más, coordinando las especialidades, pues nadie puede entender de todo; todo ello siempre que se trabaje en equipo. Compañero entrañable en su trabajo, hombre de armonía, poco más puedo decir que ahora sigue siendo un compañero y amigo del que siempre estás aprendiendo y que me alegra con ese modo de ver el lado positivo de la vida, que la ha dado duros golpes, una vida que traté de reflejar en la laudatio que pronuncié el día de su jubilación el año 2013, sin dejar de pensar que el tiempo corre más veloz que “El Trece”.
4 Comentarios
Francis
20/4/2020 02:18:26 pm
Es de los amigos que llevo en mi corazón, aunque no lo veo desde hace muchos años. Pero lo recuerdo con mucho cariño.
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Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez
20/4/2020 07:01:53 pm
Compartimos la valoración del gran profesional, del noble compañero, de alguien que llevó la Formación Profesional a sus hombres muchos años.
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Juana González González
20/4/2020 08:04:19 pm
¡Qué interesante la vida y la trayectoria profesional de este señor!
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Manuel de Los Reyes
20/4/2020 09:44:18 pm
Creo que es bueno dejar constancia de algunas anécdotas provechosa para nuestros centros educativos de quienes dedicaron mucho horas de trabajo más allá del cumplimiento de su jornada.
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