La eficiencia se distingue de la eficacia en que el objetivo se consigue en el menor tiempo y al menor costo posible, y ahí aparece el entrañable compañero y amigo Rafael. Si lograr la eficiencia no resulta fácil en cualquier profesión, la misma se torna más difícil en un servicio como el de la inspección educativa, por su propia esencia al tener que desempeñar un trabajo fundamentalmente técnico bajo distintos gobiernos con directrices políticas, normalmente muy diferenciadas, en los primeros momentos, a raíz de la toma de posesión, y, al mismo tiempo, constituir un servicio puente entre la Administración central de cada Comunidad Autónoma y los centros que no se consideran con frecuencia administración, aunque lo sean. Si el inspector actúa siempre como técnico, con prudencia, teniendo en cuenta el contexto y huye de las veleidades y tentaciones políticas y del primer plano, en el marco de la eficiencia que hemos destacado, y es capaz de alejarse de la adulación, y servir con voz crítica dentro de la lealtad profesional, que merece la autoridad superior de quien gobierne en cada momento, creo que tenemos un “Rafael”. El prestigio de la inspección educativa es imprescindible para resolver los conflictos que surgen en las comunidades educativas, de ahí que cada inspector de educación deba contar con la potestas que implica su nombramiento regular, pero insuficiente para la adecuada solución de los problemas, si no va acompañado de la auctoritas, que deriva de su buen hacer y del predicamento ganado y reconocido por los diferentes sectores de las comunidades educativas de cada centro; necesitamos esos inspectores. Uno de ellos ha sido Rafael Curbelo Armas. Van estas palabras para todos los interesados, pero llevado por el gran afecto que mantengo a los compañeros en activo, las dedico, especialmente, para quienes no le conocieron en el ejercicio activo de la inspección de educación. Corría el año 1991, cuando tuve la oportunidad de comprobar las notables cualidades del gran profesional, destinado, desde hacía tiempo en la inspección de educación de Lanzarote. La organización de dos acontecimientos extraordinarios en el campo educativo y los éxitos conseguido en los mismos fueron la prueba concluyente de una gran capacidad organizativa y de relaciones humanas, que venía a completar la eficiente tarea ordinaria, demostrada durante muchos años, tanto de profesor, como de director o inspector. Con Fernando Curbelo Fernández, inspector de dedicación extraordinaria y buen hacer, y el recordado Gorgonio Martin Muñoz, fallecido en 2009, el otro puntal cualificado por su discreción y entrega al servicio, Rafael Curbelo Armas, completó un extraordinario equipo en la inspección de Lanzarote, logrando, por un lado, que las jornadas anuales de inspección de educación de Canarias no hayan sido superadas en calidad hasta el día de la fecha, y, por otra parte, que la reunión de inspectores jefes de educación de la diferentes Comunidades Autónomas de España, celebrada en Lanzarote en 1992, alcanzara el máximo nivel, tanto en las actividades estrictamente académicas en Arrecife, en particular, como en los recorridos culturales y lúdicos por toda la isla, en general. En dichas jornadas se consiguió el apoyo del Ministerio de Educación, desplazándose a la isla, entre otros el Subdirector General del Servicio de Inspección Técnica de Educación, Francisco Alfonso Berlanga Reyes con el que luego coincidiría en Lisboa, en los años 1995 y 1996, siendo él Consejero de Educación de la Embajada de España y yo profesor y, más tarde, director del Instituto Español. Ponentes como Eduardo Soler Fiérrez, hablando de su obra “La visita de inspección”, permitieron a los asistentes un acercamiento personal que sería muy útil para establecer contactos entre el servicio central y el de otras Comunidades Autónomas con el nuestro. En mi larga experiencia, en Canarias, en El Sahara o en Portugal, nunca tuve unos colaboradores que superaran tal grado de eficiencia, lo que brilla más, puesto que me precio de haber trabajado con compañeros de máximo nivel. Sin disponibilidad presupuestaria, con una Secretaria General Técnica que nos negó cualquier tipo de colaboración, y con escasos recursos, la inspección de educación de Lanzarote logró la colaboración de todas las corporaciones de la isla, tras gestiones de primer orden, y la ayuda de diversas instituciones públicas y privadas, resolviendo los problemas de la financiación de los gastos, la organización y gestión de las señaladas jornadas. Cabildo, ayuntamientos y demás entidades prestaron a la educación el mayor y mejor servicio que pocas veces se ha visto en actos de este tipo. La comunidad educativa lo agradeció, especialmente la Federación de asociaciones de padres de alumnos que lo hizo constar expresamente, lo que, como Inspector General, trasladé a toda la Inspección Educativa de Canarias. Reconocer la labor de inspectores, discretos, prudentes y, en definitiva, eficientes no solo debe ser un cometido de la Consejería de Educación. También es necesario que se haga constar por quienes han sido testigos del buen hacer de cada inspector, de eso se trata aquí. La altura lograda en el rendimiento del servicio como excelente profesional sería suficiente para escribir la página dedicada a Rafael Curbelo Armas, pero la imagen estaría incompleta, porque faltaría esa otra faceta que hace aún más brillante la primera. La disponibilidad, la empatía la atención convertida en ayuda a quien la necesite, aún sin ser solicitada, hacen de Rafael la gran persona inolvidable para quienes le han tratado. Al escribir unas palabras sobre un compañero y amigo resulta difícil desprenderse de esa carga de subjetividad que conlleva un retrato de este tipo, por ello está clara que esta es una visión que participa de esa característica, aunque intenta ser lo más objetiva posible. No obstante, yo, como en otros casos, no me atrevería a darle una dimensión general, si no fuera porque cuento con el testimonio de otros compañeros y ahí está la diferencia respecto a la visión particular. Rafael no solo es un compañero y amigo bien visto por el que esto escribe, Rafael Curbelo Armas tiene muchos compañeros y amigos testigos de una dedicación profesional de primer orden, de estar sentado en su despacho antes de amanecer para, nada más poder conectar por teléfono con los servicios centrales, realizar las siempre urgentes gestiones que requiere la atención a los centros docentes. El testimonio del apreciado compañero y amigo, Gorgonio, a cada rato en el recuerdo, se ve complementado, por ejemplo, por los de Rafael Bailón Casanova, inspector de educación, alumno suyo, primero, en 1975, y luego, compañero, o Enrique Niebla Tomé, profesor recientemente jubilado en el IES "Tegueste", después de toda una vida entregada a la enseñanza con gran dedicación, personas que, con dos ópticas diferentes, unidas en el campo común de la educación, ponen de relieve tan destacadas virtudes. La valoración de la competencia profesional y de la calidad humana es compartida por muchos compañeros, como hemos apreciado en encuentros colectivos o cuando, ocasionalmente, compartimos un café o una copa en encuentros no programados. Nada mejor que dar voz a su compañero y amigo Enrique, con las notas que me remitió, después de vernos un buen rato en Tegueste en próximo pasado mes de febrero y de comentarle que quería hacer público algunas anécdotas y datos sobre Rafael Curbelo Armas. Me comunica Enrique Niebla la siguiente nota: “En la década de los ochenta del siglo pasado, por una serie de caprichos, circunstancias y fallos en las listas de destinos con la consiguiente incapacidad de rectificación administrativa, recalé como profesor de Geografía e Historia en el instituto de bachillerato “Blas Cabrera Felipe”, lo que tendría gran impronta en mi devenir profesional. Llegué a un Lanzarote muy cambiado, con escasez de servicios y en especial con carencia casi absoluta de muchos servicios, en especial, la vivienda de alquiler con precios prohibitivos para el sueldo de profesor. Recibido por el director del centro, Rafael Curbelo Armas, natural de Haría, con todas las atenciones posibles pronto entablamos amistad y me contaminó afectivamente del amor a su pueblo. La toma de posesión administrativa en 1987 fue un acto sencillo, cuya copia conservo por obsequio de su actual director Enrique Díaz, pero la otra toma de posesión, la entrañable, la familiar y la afectiva obsequiada por Rafael continua vigente. Desde el primer momento se preocupó por orientar a todos los profesores nuevos en la búsqueda de alojamiento, y en su integración, a pesar de su ocupación permanente, atendiendo el teléfono, resolviendo problemas en su polifacética actuación. Transcurridos los meses e instalado en un pequeño apartamento en Arrieta, conocí al otro Rafael, el albañil y peón de fin de semana construyendo su casa de verano en Punta Mujeres a muy poca distancia de mi residencia y, al mismo tiempo, porque él tenía tiempo para todo, al Rafael agricultor, labor que sigue ejerciendo en su pequeña finca en Máguez.” Valga, si cabe, aún más, para realzar lo que se dice de una forma de ser y actuar, ayer y hoy, no como un comportamiento limitado a unas personas, sino como esa forma general que venimos destacando, lo ocurrido en enero de 2011, cuando le llamé para que, si le fuese posible, compartiera unos momentos con unos amigos especiales que querían visitar la isla de Lanzarote y les diera una visión más profunda de la tierra de los volcanes, más allá de las guías oficiales. No me di cuenta que a Rafael no se le puede pedir un favor limitado. Cuando Juliana Ortega y Alberto Quintana, dos compañeros y entrañables amigos, más amigos en los momentos duros de la vida, como ocurrió hace 10 años, me contaron el viaje a su regreso a Madrid, descubrí el tremendo error que había cometido, pues Rafael no sólo les ilustró sobre Lanzarote, sino que les acompañó a los lugares de mayor interés y les colmó de todo tipo de atenciones. No debería haberme olvidado de que Rafael seguía siendo Rafael. En términos similares actuó Rafael Curbelo cuando el amigo y compañero de la Junta de Gobierno del Colegio de Doctores y Licenciado en Ciencias y Filosofía y Letras La Laguna-Tenerife , el destacado profesor e investigador Álvaro Martín Torres organizó una de las visitas programadas, el IX Curso de “Itinerarios por ciudades y lugares históricos de Canarias” los días 15 y 16 de marzo de 2014, con destino a Lanzarote, junto al ilustre compañero y amigo, el profesor universitario, Fernando Martín Galán, gran protagonista, por sus conocimientos geográficos y de Historia de Canarias con una capacidad didáctica fuera de lo común. Al regreso de estas actividades que anualmente se realizan por dicha entidad con tal éxito que, al día siguiente de la apertura de cada jornada, resulta casi imposible inscribirse por agotarse las plazas disponibles, tanto Álvaro como Fernando destacaron la generosa y eficiente gestión, y el arropamiento de Rafael que coordinó y condujo la actividad “Viaje a la enigmática isla de Lanzarote: Naturaleza, Paisaje, Sociedad y la obra de César Manrique”. Nadie es ajeno a que, alguna vez, los cambios en las situaciones profesionales, bien porque alguien ocupa un cargo o bien por la distancia que marca la jubilación, entre el retirado y el que continúa en el servicio activo, produzcan alguna posible insatisfacción y puede ser que lo que se creía real no lo fuera. Cuando se produce algún supuesto excepcional, de ese tipo, la fidelidad del resto de los amigos, deja en anécdota el caso. Rafael Curbelo Armas, con la suerte de las buenas amistades, como jubilado continúa la brega en terreros diferentes, destacando en cuantos asuntos interviene, con el reconocimiento general y seguro que seguirá incorporando a otros nobles luchadores. Aunque ahora no tenga que desplazarse tan lejos, como aquella vez, en 1992, en que por la afición común a la lucha canaria fuimos capaces de, agotados por la jornada de trabajo en una de las visitas que realicé a Lanzarote, trasladarnos a Fuerteventura e irnos a Jandía, como si fuera la otra esquina, para ver la luchada en que intervenía el puntal José Viera, el poderoso “Faro de Jandía”, con incidente incluido que alteró a algunos de los compañeros de inspección, no tan asiduos a las luchadas, pero que yo pude tranquilizar con la experiencia que me daba el haber visto casos similares en otros terreros, sabiendo que imperaría la nobleza de nuestro vernáculo deporte. Muchos años después Rafael recibiría una placa de reconocimiento por su colaboración con la lucha canaria en su propio pueblo, Haría, uno de los lugares donde más se ha conservado tan importante seña de identidad de nuestras islas. Cuando, además de todo lo dicho, ocurre que alguien puede profundizar en la relación personal de compañerismo, logrado en los tiempos del ejercicio profesional activo, y que el paso de tiempo, no contribuye al olvido, sino que, al contrario, aumenta los contactos y aviva los mejores sentimientos, se alcanza la cumbre de la amistad y se saborea la mejor visión panorámica que se pueda desear, repasando los distintos caminos y vericuetos en los que uno se ha metido con tantos compañeros en tantos años. Cuando llega ese momento, nos podemos considerar plenamente afortunados. Ya lo sabe el lector, es la suerte, esa suerte que me ha acompañado al conocer personas excelentes. Estas cosas me han ocurrido con el amigo y otros muchos compañeros amigos, también han tenido esa dicha, y ahí está el valor que quiero destacar. No es bueno para mi pedir más a los amigos, y yo no sé si debo decir más de Rafael Curbelo Armas, destacado profesor, gran director y eficiente inspector. Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez, un 25 de abril de 2020, día de San Marcos, en un extraño Tegueste sin romería.
4 Comentarios
29/4/2020 01:03:55 pm
Buenos días, don Manuel. Me ha traído Usted a este Blog un personaje querido y admirado por todos los compañeros de la Inspección Educativa y por ende a toda la comunidad educativa canaria. Don Rafael es un incansable trabajador que aunque está jubilado no lo está retirado de su labor como educador. Amigo, como bien lo ha definido, presto a dar una mano y extender las posibilidades y contactos precisos de todo aquel que lo necesite para ayudarle en sus ocupaciones e intereses en la Isla de Lanzarote o allá hasta donde pueda él prolongarse. Tengo que agradecerle, por tanto, que me haya hecho Usted pensar en los buenos ratos que hemos pasado juntos con él en las tareas inspectoras y de ocio, tareas a las que siempre estaba y está dispuesto sumarse y hacer de guía generoso. Lanzarote está en deuda con nuestro amigo y algún día tendrá que hacer el reconocimiento debido a su buena labor como Persona Excelente de la isla conejera. Le doy las gracias por este post en su Blog y lo acompaño con un abrazo de gratitud por tan brillante idea. Joaquín.
Responder
Manuel de los Reyes
29/4/2020 01:18:18 pm
Una gran alegría compartir el aprecio emocionada con un gran inspector de educación.
Responder
Juana González González
29/4/2020 07:51:37 pm
¡Muy bien por la amistad y el reconocimiento a las personas que han hecho que la Educación en Canarias, en general, y en Lanzarote, en particular, haya ido aumentando de nivel!
Responder
Manuel de Los Reyes Hernández Sánchez
4/5/2020 10:54:25 am
Gracias, por el comentario. Saludos
Responder
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
powered by Surfing Waves
|